Estudiantes de la Secundaria 26 brindan charlas sobre la problemática de adolescentes que se fugan de sus casas

by Sabrina Garcia | 29 septiembre, 2025 8:20 am

Por Sabrina García


El 5to año de la Escuela Secundaria N° 26 (Gandolfo 5241, Virreyes) lleva a delante un proyecto educativo que busca abordar una problemática presente en la comunidad: los adolescentes que se fugan de sus casas. A partir de distintas metodologías interpelan a otros jóvenes a charlar sobre lo que atraviesan y exponer cuáles son las problemáticas que enfrentan aquellos que lo llevan a cabo. La falta de escucha activa y la contención de adultos, información que circula en redes sociales y los vínculos cercanos, son algunos de elementos que surgen como promotores de la huida. Estos estudiantes no solo trabajan con pares en los motivos sino también en generar conciencia en las consecuencias.

Acompañados por su docente de geografía, Dalia Falcón, los estudiantes de 5to de la secundaria 26 llevan adelante el proyecto ‘Pollitos en fuga’ que permite, a partir de diferentes dinámicas, interpelar a otros adolescentes sobre la problemática de la fuga del hogar. Para ello dialogamos con Agustina, Lautaro, Mía y Agostina.

-¿De qué se trata ´Pollitos en fuga´?

-(Agustina) Tratamos de hacer conciencia sobre cómo muchos adolescentes están tomando la decisión de fugarse del hogar. Abarcar un poco lo que pasa dentro de la cabeza de ese adolescente, de entenderlo, hablar sobre las consecuencias que lleva fugarse, cómo evitarlo y un montón de otros temas.

-¿Esto surge a partir de las preocupaciones que manifestaban los jóvenes del barrio? ¿Por qué eligen este tema? ¿Ven pibes que se escapan en el barrio?

-(Mia Barreiro) Sí, hay muchos que se escapan. Capaz que tienen problemas familiares, no se sienten cómodos y se escapan de la casas.

(Agustina) Según estudios se verifica que al menos el 75% de los casos se origina por problemas familiares. También hay mucha influencia de otros adolescentes, de redes sociales que promueven como algo bueno, como una aventura, una anécdota, pero terminan exponiéndose a un montón de otros peligros que no solo que capaz se escapan en busca de solucionar un problema y lo único que termina haciendo es agravarlo.

(Lautaro) Muchas veces las influencias de otros chicos que se escaparon, los lleva a tomar esa decisión.

-¿Les pasó conocer a alguno cercano que se haya escapado?

-(Agostina) Sí, tuve amigos que tuvieron muchos problemas familiares. El entorno les incomodaba mucho al tal punto que mandaban mensajes, siempre tiraban notas como ‘me quiero ir, quiero salir de acá’ y nunca lo hacia pero se terminaron metiendo en cosas que no deberían como drogar, beber.

(Agustina) Hay mucho caso de pseudofuga. Usan algún pretexto: ‘che, voy a tu casa’, ‘quiero salir de acá’, ‘voy a ir a estudiar…’, y salen a cualquier lado con tal de no estar en la casa. Un día torrencial de lluvia y los encontrás acá en el colegio para evitar estar en la casa.

-Ustedes llevan el proyecto a otras escuelas. ¿Aparece en esas charlas esto de la búsqueda de un lugar seguro?

-(Agustina) Nosotros tratamos de promover que para buscar esos lugares tenemos que apoyarnos en los adultos. Si bien nuestros amigos son de gran ayuda, a veces, desde la inexperiencia, podemos llegar incluso a tomar como algo bueno la oportunidad de escaparse. En cambio, un adulto tiene una perspectiva distinta, está más consciente de cómo es la situación o incluso la ayuda de un profesional. En el proyecto contamos con un psicólogo y siempre sale esto de tratar de buscar a alguien más experimentado en el tema para poder hablar sobre estas cosas.

-¿Cómo es la dinámica de las charlas en otras escuelas?

-(Agostina) Damos charlas a escuelas primarias y secundarias, tanto públicas como privadas. Hablamos sobre que fugarse no es una buena opción porque afuera puede haber mucho peligro más de lo que pueda haber dentro de la casa.

(Agustina) Trabajamos con diferentes métodos. En primaria vamos más para el lado del juego, ponemos algunas imágenes, ponemos música, pasamos la pelota y los hacemos participar. ‘¿Qué ven en esta imagen?’. En base a lo que conocen, lugares seguros a donde pueden ir en caso de que se pierdan. En el caso de secundaria ya vamos más a un lado activo, una charla, pedimos opinión, hacemos cajita de preguntas, el psicólogo ayuda un montón en ese tema, por si alguno tiene alguna otra duda. Al final repartimos un papelito donde hacen una pregunta anónima y el psicólogo se va encargando de responder.

-¿Con qué se vuelven cada vez que van a a dar alguna de esas charlas?

-(Mia) Contentos

(Agustina) Son experiencias positivas, hay mucha participación más allá de si les interesa o no el tema. Te prestan atención, son respetuosos y hay casos que también se terminan prendiendo bastante en el proyecto, muy atentos.

-En esa caja de herramientas que ustedes tienen en donde hacen preguntas, ¿surgió algunas de estas inquietudes?

-(Agustina) Sí, hay muchas preguntas siempre se abocan para el lado problemas en las emociones y familiares. Son causas muy frecuentes a la hora de escaparse. El psicólogo nos ayuda a entender, por ejemplo, el tema de los ataques de pánico, padres estrictos, el pensar diferente, que estén en una etapa de cambios, empezamos a tener pensamiento crítico propio y a veces eso puede traer problemas en el hogar y por ende, si no se habla tiempo, también puede llegar a la fuga.

-Cuando les trajeron esta propuesta, ¿les pareció bueno esto de poder ir a charlar con otros?

-(Agustina) Es un tema necesario. Al principio, como todos, lo vivimos con nervios: ir a otras escuelas, un público distinto, no sabemos las reacciones, con qué nos podemos topar, pero al fin y al cabo uno termina siendo parte de la charla y terminas conectando bastante

(Agostina) A medida que vamos dando las charlas, vamos aprendiendo nosotros mismos de lo que puede suceder en eso. Con ‘Pollitos en fuga’ nosotros, aparte de dar la charla, nos damos cuenta de lo peligroso que puede ser estas situaciones, porque uno nunca sabe lo que puede pasarnos afuera.

(Lautaro) Desde hace años están aumentando las fugas.

(Agustina) Yo creo que la tecnología ha influenciado bastante en el tema, el promover el escape y también la falta de diálogo en la familia. Cada uno está en la mesa, cada uno con un teléfono en la mano y nadie presta atención al resto, o hay otros temas que parecen ser más importantes. El adulto, al tener más experiencia, ve el problema del adolescente como algo chico, como una pavada y tienden a invalidar ese sentimiento y el adolescente siente: ‘Ah, no me entiende’ entonces ‘para qué hablar, me quedo callado y me tomo el palo’.

-Ustedes mencionan mucho cómo influyen las redes sociales. A veces el algoritmo, por ejemplo TikTok, te muestra contenido sobre esa búsqueda y entrás como en un espiral en solo te muestra esa información

-(Lautaro) Sí, desinformación. Internet puede ser un lugar muy peligroso.

(Mia) Se publican chistes, memes y hay chicos que se lo toman en serio y lo hacen, ponele: ‘Escapate por un día de tu casa y esperemos a que alguien te llame’. En ese trayecto los padres, que no saben, se preocupan por los hijos y empiezan a llamar a la policía. A veces fugarse puede llevar a que te secuestren, porque nadie sabe dónde estás.

(Lautaro) Como le pasó a esas tres chicas (haciendo referencia al triple crimen de La Matanza)

(Agustina) Nos exponemos a muchos riesgos a la hora de escapar. A veces el adolescente se escapa para solucionar un problema pero al escaparse no solo no lo soluciona sino que se expone a más problemas.

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