Por una agenda municipal con perspectiva de género

by Sabrina Garcia | 8 marzo, 2019 10:11 am

Flor Rubinich[1]


Por María Flor Rubinich*

Hablar de 8M es hablar de desigualdad de género y de la necesidad de la inclusión en las agendas locales de una perspectiva que contemple estas asimetrías, y tienda a nivelar las oportunidades. Tan simple y tan complejo como eso. Este puede y debe ser el rol de los gobiernos: reconocer e identificar las desigualdades entre hombres y mujeres, y destinar políticas públicas y programas que ayuden a nivelarlas.

Se pueden identificar innumerables situaciones de desigualdad. Lo primero que surge y salta a la vista en cualquier organización familiar es la distribución de las tareas domésticas, sobre todo en lo que respecta a las tareas de cuidado de los menores y adultos mayores de la familia. El trabajo doméstico es una de las bases del funcionamiento del mundo en el que vivimos. Cocinar, hacer las compras, lavar los platos, tareas que conllevan muchísimas horas y esfuerzo, y que restan tiempo a las mujeres para dedicar a la formación, al trabajo remunerado, y a la recreación. Así es como, las mujeres tenemos menos posibilidades de incorporarnos en el mercado laboral y cuando logramos hacerlo, lo hacemos en peores condiciones contractuales y salariales.

Hablar del 8M es hablar de la doble jornada laboral dentro y fuera del hogar. Es hablar principalmente de economía, de la verdadera “mano invisible” que planteaba Adam Smith, la misma que plancha, lava, cocina y cuida dentro del hogar. Es tan invisible esa labor, que ni siquiera figura en el PBI, que niega el aporte diario que las mujeres realizamos a la economía de un país. Se omiten las tareas que se hacen en los hogares de manera “gratuita” y se subestima la contribución económica de las mujeres. Por lo tanto, incluir esta mirada en la agenda de los gobiernos tanto municipales como provinciales y nacionales es esencial para nivelar estas asimetrías en las trayectorias de hombres y mujeres.

Existen gestiones municipales que se han dado a esta tarea de asumir una gestión local con perspectiva de género, tendiente a nivelar las oportunidades reales del acceso al mercado laboral, de proteger a la mujer en situación de violencia de género y de garantizar los derechos de niños, niñas y adolescentes que viven en el Municipio. Un ejemplo de ello, que se viene estudiando en la región, son las políticas implementadas por el municipio de Escobar, tendientes a reducir las desigualdades entre hombres y mujeres a partir de políticas sociales concretas, como la creación de la Casa de la mujer y hogares de protección integral, que actúan como lugares transitorios de asistencia, protección y seguridad para las mujeres y niñxs en situación de violencia. Complementados por el programa Hambre Cero, que asiste de manera eficaz la demanda alimentaria, y la creación de jardines municipales, en los que las familias pueden confiar las tareas de cuidado.

Evidentemente, que el 40% de las Secretarías y Subsecretarías del Municipio de Escobar sean dirigidas por mujeres explica que podamos identificar a esta gestión como una con perspectiva de género. Mientras que en otros municipios de la región, como la gestión local de San Fernando, la cantidad de mujeres en cargos de decisión (Secretarias o Sub-secretarias) es del 15%. Es un dato relevante, ya que son las mismas mujeres las idóneas para llevar adelante las agendas de género en los gobiernos locales. La falta de esta mirada, en las gestiones municipales, lleva por ejemplo, a plantear como hace en el día de hoy el Municipio de San Fernando, al proponer clases de Zumba y cine debate de una comedia estilo Hollywood como parte de las actividades del 8M. Esto es banalizar y desantender las funciones del gobierno local, que deberían apuntar a la prevención y erradicación de la violencia machista hacia las mujeres.

La inclusión de una perspectiva de género en las agendas municipales debe ser acompañada por la correspondiente partida presupuestaria, asignación de cargos de responsabilidad en las áreas de gobierno, y programas y políticas públicas que estén directamente dirigidas a disminuir las desigualdades entre hombres y mujeres. Gobiernos locales que dispongan de equipos interdisciplinarios de contención y protocolos de intervención en casos de situaciones de violencia de género, que intervengan de manera rápida y eficaz ante las denuncias que se repiten a diario. Pero también programas de gobierno que empoderen a la mujer, políticas públicas destinadas a nivelar el acceso de las mujeres al mercado laboral, un estado municipal que se ocupe de las tareas de cuidado de niñxs y adultos mayores, que tenga una mirada integral al respecto.

Es un tema importante, ya que es la mayor causa de muerte de las mujeres, a diario se reproduce las desigualdad entre hombres y mujeres, y es responsabilidad de las gestiones locales realizar las acciones tendientes para nivelar y achicar las desigualdades sociales y de género.

Es ahora, es con presupuesto y con acciones eficaces y pertinentes que se pueden promover los derechos de las mujeres, niños, niñas y adolescentes. Necesitamos que los gobiernos locales incluyan en sus agendas estas políticas y programas. Por nosotras, por nosotros, y por todxs.

(*) Lic. María Flor Rubinich. Trabajadora Social, militante política, sanfernandina y madre de tres. Miembro de la Mesa de Mujeres de Unidad Ciudadana San Fernando. @flor_rubinich

Endnotes:
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