NUESTROS ESCRITORES
Edén de la Patria (Leopoldo Murcho)
El pintoresco Delta del Paraná, al que tantos poetas han cantado, es uno de los edenes más hermosos de la Patria; porque allí todo ríe, todo habla, todo canta entre millares de pájaros y flores que nos brinda la natura y siendo esa fecunda y poética región una perla y jardín de la gran patria argentina, debemos es esta gran fecha del primer centenario de nuestra independencia, cantarle a su grandeza y a sus encantos con unas sencillas estrofas del corazón…
Los plácidos vegetales del Delta con sus flores;
las brisas perfumadas en el atardecer,
los ríos, los arroyos, las noches misteriosas
todo es divino encanto, dulzuras y placer.
Las frondas de rosales y blancas madreselvas
donde la bella isleña se duerme con amor;
los sauces y ceibales con con flores purpurinas
que besan a las aguas, que espejan las ondinas,
forman todo un conjunto de poético esplendor.
Juncales y espadañas, totoras, camalotes,
los que orlan las orillas del río encantador,
pintadas margaritas, floridos duraznales,
manzanos y naranjos y verdes menbrillales,
forman allí el gran cuadro que soy admirador.
Y entre gigantes álamos y bosques seculares,
tejiendo esta su nido boyero silvador,
y de palomas tiernas se escucha en lontananza
gemidos tristes, ecos de amor sin esperanza
de las sencillas aves cantando a su dolor.
Los plácidos vegetales del Delta pintoresco
serán siempre en la patria edenes de placer,
asilo de las musas, asilo de las hadas.
De los zorzales cantan a hermosas alboradas
cuando la fronda agreste empieza a florecer.
Sobre el autor
Murcho Leopoldo
Nació en San Fernando el 20 de octubre de 1859, en la calle Alvear, próximo a la avenida Juan D. Perón, era por consiguiente vecino de otro gran poeta sanfernandino: Demetrio Tzorzópulos. Desde muy joven sintió una inclinación especial, no sólo por las letras sino por el bienestar de la propia comunidad.
A los 16 años fue nombrado alcalde del Cuartel Tercero, por doble elección hasta el año 1883. En 1886, cuando estalló en Buenos Aires una nueva epidemia de cólera, se creó en San Fernando un cuerpo de inspectores. Al frente del cuerpo estuvo el vecino José D. Secco y los inspectores eran: Martiniano Martinez, Gervasio Santucho, Francisco Costa y Leopoldo Murcho. Ante el peligro de contagio y muerte renunciaron muchos inspectores. Pero Leopoldo Murcho y Martiniano Martinez fueron los únicos que permanecieron estoicamente e sus cargos.
También se lo vió arriesgar su vida en las inundaciones tan comunes en la zona, ayudado por los señores Mases, Guedes, Coopes y Lavagueto. En 1889 el intendente Carlos Castro lo nombró tesorero municipal, función que llevó a cabo hasta 1890 que fue designado Secretario de Gobierno, siendo así la segunda autoridad municipal a los 31 años.
En 1891 volvió a la función de alcalde del Cuartel Tercero y Cuarto, durante la intendencia de José Villalonga. En 1882 era Juez de Paz de su pueblo y en 1885 fue elegido inspector de higiene y miembro de la comisión de Censo Nacional. El intendente Antonio Obligado lo nombró Juez de Paz por segunda vez en 1886, cargo que ocupó hasta 1903, el período mas extenso que recuerda la historia local.
Integró numerosas instituciones sociales y de bien público. Fue encargado de la Banda de Música Municipal en 1888. Al año siguiente fue presidente de la Sociedad Italiana Unione y Benevolenza, allí inauguró el teatro que aún perdura. Cuando aún no existía el Cuerpo de Bomberos Voluntarios, integró diversas comisiones de salvamento organizadas para combatir distintos tipos de siniestro.
Le rindieron numerosos homenajes a lo largo de su vida. En una fiesta criolla un grupo de sanfernandinos le obsequió un bastón con empuñadura de oro que “Soñador” (apodo con el que se lo conocía) usó hasta su muerte.
Otra gran demostración la recibió en el teatro de la Sociedad Italiana local, donde se le hizo entrega de un hermoso álbum con la firma de casi todos los socios, entre los que figuran: De Marzi, Abrosoni, Gavazza, Fogliarino, Gandolfo, Caravelli, Arnoldi y muchos más.
En 1903 el Partido Autonomista Nacional le ofreció la candidatura de Diputado Nacional pero la rechazó (el 27 de marzo de 1904 aceptó y fue proclamado candidato, pero renunció por segunda vez el 31 de enero de 1905).
Leopoldo Murcho escribió una novela de fantasía, la cual comenzaba con su propia muerte, que según el relato sucedía en 1885, y continuaba con su resurrección en 2095 en una cuidad futurista.
Su labor de poeta y periodista la desarrolló siempre en forma paralela a todas sus otras actividades. En 1877 fundó el periódico “La Avispa”.
Supo describir como nadie la belleza poética del Delta y la volcó en sus obras “Los encantos del Delta”; “Bellezas isleñas”; “El beso de los sauces” y muchos más.
“Soñador” era el apodo con que firmaba sus poemas y sus escritos y con el que se lo conoció en el terreno de las letras. En 1892 escribió la letra del Dique. Su obra cumbre fue “Canto al Delta del Paraná y a sus conquistadores”, premiado con diploma de honor y mención especial en los juegos florales del 12 de octubre de 1925.
Falleció el 13 de marzo de 1936.


