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La parroquia Nuestra Señora de Aranzazu y el nacimiento de un distrito

La parroquia Nuestra Señora de Aranzazu y el nacimiento de un distrito

Con más de 200 años, la parroquia Nuestra Señora de Aranzazu es una de las primeras edificaciones de San Fernando. Declarada Monumento Histórico Provincial, es uno de los espacios de referencia de los creyentes en Zona Norte. Aquí, su historia.

La mayoría de los pueblos tienen su nacimiento gracias a una estación de tren. Pero el origen de San Fernando de la Buena Vista cambia los rieles por la religión. En 1802, y a tres kilómetros del Puerto de Las Conchas, el Padre San Ginés construyó una pequeña capilla –un simple rancho que le sirvió de vivienda y también de iglesia provisoria– en el paraje “Alto de Punta Gorda”, que quedaría bajo la advocación de Nuestra Señora de Aranzazu –en el cruce actual de las calles Constitución y Madero–. Y en torno a esa nueva construcción quedaron instaladas las primeras familias que conformaron el núcleo inicial del distrito.

Su nombre se debe a la devoción de los primeros pobladores hacia la virgen de Aranzazu, encontrada en la provincia española de Guipúzcoa por un pastor de ovejas llamado Rodrigo de Balzategui, en 1469.

La idea primordial del sacerdote fue construir un poblado alejado del puerto, que se encontraba expuesto a continuas inundaciones, y de esa manera ayudar a los vecinos que vivían allí. Un año después, una gran inundación arrasó prácticamente con aquel poblado. Entonces, sus habitantes se trasladaron al Alto de la Punta Gorda, lo que hizo crecer aún más aquella aldea.

En 1806 se inició la edificación de un nuevo tiempo. El 2 de febrero, el Virrey del Río de la Plata, Rafael de Sobremonte, puso la piedra fundamental de la iglesia. El templo era de líneas muy sencillas, de planta rectangular y con un campo santo detrás. Esto también provocó la fundación de San Fernando de la Buena Vista. El nombre de San Fernando, fue puesto en homenaje al Príncipe de Asturias, Fernando III. Una leyenda urbana del pueblo afirma que Sobremonte, parado junto a un ombú en las barrancas del pueblo y mirando hacia el río, expresó con asombro: “¡Qué buena vista!” Esta exclamación daría origen al nombre completo del poblado.

En 1862 – y acorde a la actualidad del lugar, que pasó de ser un pueblo a un partido–, el cura párroco de San Fernando, el Padre Bernardo Repetto, proyectó la construcción de un nuevo templo bajo los planos del ingeniero Juan Martorell. La iglesia se realizó con el estilo neoclásico, con una fachada de dos torres y un pórtico de cuatro columnas con atrio. Además, el interior se fue adornando con retablos e imágenes a distintas advocaciones de María Santísima, santos y santas. El que más se destaca entre estos es el de San José –patrono de la Iglesia Universal–. Sin embargo, la figura mayor, hecha íntegramente en madera, está dedicada a la Virgen de Aranzazu, que está custodiada por San Luis de Francia y San Fernando de Castilla.

En 1979, con San Fernando de la Buena Vista en la categoría de ciudad, se conoció la imagen real de la virgen cuando el padre Juan Jarillo hizo traer una réplica desde España. El 18 de agosto de 1988, la iglesia fue declarada como Monumento Histórico Provincial por la Ley N°10672. En la actualidad, el edificio posee dos torres con formas de agujas, con dos cruces de hierro forjado en cada una.

El santuario es el hogar del grupo de voluntarios “Pastoral de la Salud”, que visita, escucha y acompaña a los ancianos de diferentes hogares. Allí también funciona el Grupo Scout “Nuestra Señora de Aranzazu”, bajo la premisa de “construir un mundo mejor donde las personas se desarrollen plenamente y jueguen un papel constructivo en la sociedad”.

Fuente: El Argentino


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