ENTREVISTAS

Matias Ostili: “Seríamos más felices si nos alumbrara un poco más la luz del arte”

Matias Ostili: “Seríamos más felices si nos alumbrara un poco más la luz del arte”

Por Paula Taborda

Una puerta de un garage se esconde detrás de un pez pintado, y un timbre de bicicleta es la invitación a un taller de catarsis o de arte. Matías Ostili de 29 años es artista plástico, abre la puerta, hace un ademán para que entre y me ofrece un vaso de agua. Dos ventiladores prendidos, pintura, acrílicos, pinceles en todos lados, tres personas pintando, y obras acumuladas en los costados. Él es profesor en el colegio San Martín de Tours y en el San Luis.

“Yo voy a hacer arte, voy a hacer lo que me gusta, después haré lo que sea, si limpiando baños puedo comprar unos acrílicos para pintar, estoy”, así emprende el relato de como llego a construir este espacio y una vida de respirar arte.

¿Cómo fueron tus comienzos?

Me anoté en el IUNA sin saber que eran 62 materias y una tesis, creyendo que en 5 años terminaba, ya llevo casi diez años en la carrera. La disfruto. Descubrí durante la cursada que muchos dicen “cuando tenga el titulo voy a…•” y sin embargo a medida que vas conociendo gente, vas creciendo, te empezás a comprometer, a producir, así de repente estás exponiendo con 17 años en el polivalente de arte.

Las primeras exposiciones no tenían hilo conductor, nada tenía que ver con nada. Obras, esbozos, ideas, todo suelto, y llegué a exponer en Palermo, me pidieron una carpeta (antes de exponer); esa noche empecé cuatro obras, no dormí, quería lograrlo y terminé exponiendo. Después, empecé a conectar ideas, conceptos, a ajustar esos esbozos.

Mis primeras obras tenían mucho que ver con mapas, eran intervenciones en mapas de todo el mundo, uno veía el mapa de arriba y distintos puntos se conectaban, era la conexión en lugares, entre personas, obras abstractas relacionadas con esa temática, no era fácil de comprender, de abordar, se veía una buena superposición de planos, etc. Entonces repensé en cómo hacerme entender. Hay cosas que quiero decir, y me cuesta pensar en cómo hacerlo llegar, es más fácil escribirlo.

Trabajé muchas series con collage, mientras participaba en concursos. Lo abstracto y lo mezcle con lo figurativo y salieron obras medias mutantes. Experimenté con un músico amigo, un virtuoso de la guitarra, improvisando música, lo que salía, y yo lo pintaba, lo interpretaba con los acrílicos sobre lienzo. Se dio una comunicación, así cinco horas. Fusioné lo abstracto con lo figurativo.

Yo trabajo con muchas obras al mismo tiempo. Al principio, no terminaba ninguna, no le daba la resolución al proceso, un poco la ansiedad de empezar algo nuevo. Me vi en la situación de acumular obras inconclusas, procesos inacabados. El objetivo entonces fue terminar obras. Ahora le doy principio, desarrollo y final a una obra. Cuando veo las obras mucho tiempo después, me doy cuenta que las hubiese resuelto de otra manera, me doy cuenta que crecí, que es parte del proceso.

Los planos de ciudades, esa serie, la expuse en“El piso teatro”. Ahí me empezaron a pedir obras por encargo, a soñar de vivir de vender arte. Siempre me da miedo ceder al deseo o capricho del cliente. Ahora soy docente, y mi vocación es enseñar, cuando tengo alumnos que lo disfrutan, que me escuchan y ponen lo mejor de si, yo pongo más aún. Estoy en este punto de amar dar clases, amo mi vocación, disfruto explicar, enseñar. La docencia me da libertad para ser artista plástico, no dependo económicamente de la venta de una obra por encargo, no estoy atado al gusto del cliente, tengo más libertades de producción.

Me encargaron obras, que eran abstractas, con el tema de los planos, los mapas que intervenía con diseños, dibujos, colores, que eran interesantes. Me llamaba la atención lo obsesivo de la milimétrica del plano, lo chocaba con una mancha de pintura que rompía con todo, sin consciencia real de adonde podía ir, la mancha podía aparecer en cualquier lado. Yo no se promocionarme, fue más que nada el boca en boca; ahora estoy trabajando para la Guardería Giordano de Tigre, sobre la lanchas y la guardería, fauna, flora, su historia, para hacer un museo y en el pasillo colocar obras. Es un estilo realista. El proceso es parte de la obra, es esencial. Estoy en una etapa curiosa, estoy investigando distintos materiales.

¿De que se trata ser artista plástico?

Es una forma de vida, un compromiso más allá de que la obra aparente ser desprendida de uno mismo. El artista es un referente de su época, estético, sociológico, económico. Desde el arte se puede analizar un montón de procesos sociales. Por más que la obra parezca superficial. El compromiso del artista está en entregarse al arte como una forma de vida, sin medidas, atreverse a jugar, a equivocarse, a buscar, explorar. Y siempre aprender, discutir con uno mismo, una búsqueda interna, es conocerse uno mismo. El arte es sanación, sana a las personas, es casi meditativo, tiene mucho de descarga, de canalizar.

¿Qué te llevó a ser docente?

Siempre dibujaba en mis apuntes, siempre me buscaba. Tenía una profesora en primaria que muy superficialmente nos presentaba a Picasso, ponele y explicaba algo de teoría y nos hacía copiar el Guernica. Entonces se sentaba y se ponía a leer un libro de cocina. Yo estaba ilusionado con el arte. Pero esto me entristeció, la técnica de mímesis no estimulaba mi capacidad creativa, no problematizaba, no me cuestionaba. Me frustré. No estaba a gusto y empece con talleres, de historieta, pintura y mucho de autodidacta. Cuando me ofrecen ser docente, tenía el 50% de la carrera y aun que ya había hecho experiencias anteriores haciendo murales en jardín de colegios de emergencia, en una escuela comedor. Ahí encontré la vocación de enseñar y me gustó. Entonces pensé que era la oportunidad de poder estimular a los chicos que pasen por mis clases lo que a mí no me estimularon. Vi los programas, y empecé a modificar de acuerdo al contexto donde viven los chicos, por ejemplo ahora vemos grafiti y arte urbano, es lo que vivencian, igual es necesario la historia para saber de dónde venimos, pero me parece necesario la reflexión sobre dónde estamos y que hacemos hoy. Por eso, el artista lo que haga lo va a desarrollar parado desde un lugar, hay una intención, un contexto. Sume el taller, y mientras hacía experiencias auto gestionadas con un grupo en Entre Ríos en una escuela en Ñancai, pintamos murales. Soy un apasionado de lo que hago. La vocación esta siempre. Siempre tengo fuerzas para pintar, a veces ni duermo.

Llevo ocho años dando clases y cuestiono mucho la forma de educación, como estamos educando hoy en día, que gente estamos creando, que ciudadano. Me pregunto por la educación artística dentro de las instituciones y su función, cómo nos puede ayudar a comprender a un niño que está expresando lo que no puede decir con palabras, una hora no alcanza. Uno tiene que repensar, discutir pero dialogar siempre.

¿Cuáles son tus proyectos?

Entré en crisis porque me faltaba tiempo para mi obra. Me propuse bajar la cantidad de horas de clases para concentrarme más en mi obra, en mi exploratoria, en mi búsqueda; estoy haciendo dos investigaciones: la de mi tesis, que es sobre hologramas y dibujos con luz tridimensional, y la otra investigación es la obtención de pigmentos naturales a base de vegetal, obtengo tintes de los alimentos que comemos. La idea es llevar esto a las escuelas, para que los pibes conozcan que por ejemplo con una remolacha pueden obtener color y crear lo que no hay, que no nos vendan todo ya masticado, las herramientas pueden estar a la mano. Hoy se piensa que ya está todo hecho, posiblemente esté todo hecho y posiblemente no, porque no sabés en qué contexto puede salir una idea brillante, revolucionaria. Es esencial estimular la creatividad desde temprano, para no ser esclavo dependiente de lo que ya está hecho para poder crear algo nuevo. Incursiono en el arte digital ilustrando cuentos, además de las obras para la guardería. Este año termino la tesis, y me interesa hacer un posgrado en arte terapia, me encanta.

¿Qué aprendiste enseñando?

Aprendí que no sé nada, es una frase muy armada. Aprendí que a los adolescentes no se los escucha, rompí muchos prejuicios con los adolescentes, cuando empezás comprender su mundo, sus problemáticas, el contexto que los rodea, el choque de las épocas y distintas vivencias, aprendí a ofrecer temas que los representa a ellos. Me enseñaron cómo comprenderlos, me enseñaron su lenguaje, lo que les interesa, apasiona, qué presiones tienen.

Las puertas del taller están abierta para los que…

Quieran investigar, conocerse y desarrollarse, relajarse. Ser estimulado y poder descargar la tensión diaria. Bienvenidos a conocer, a curiosear.

A todas las personas que les interesa el arte no piensen en los obstáculos, que vean el arte como vida. El arte es luz, seríamos más felices si nos alumbrara un poco más la luz del arte, ese rincón del alma que está en todos.


Sin Comentarios

Escribí un comentario
Todavía no hay comentarios! Vos podés ser el primero en comentar este post!

Escribí un comentario

Tu e-mail no será publicado.
Los campos obligatorios están marcados con*


+ 5 = 11