POLÍTICA
Necesitamos un plan

Por Martín Kunik*
Para hacerle frente a las inundaciones urbanas el sector público tiene que desarrollar una política nacional de gestión de inundaciones: con una institucionalidad fuerte, recursos técnicos y económicos, capacitación permanente y un plan de acción. También se necesita un plan de drenaje urbano, mapas de inundación, planes de contingencia y una concientización en la sociedad de que el problema no se elimina nunca.
Mientras días atrás se inundaban 54 partidos de la Provincia de Buenos Aires, en el Centro Argentino de Ingenieros se desarrolló durante tres días el seminario de Gestión Integrada del Riesgo de Inundaciones en Áreas Urbanas. El seminario, organizado por el Banco Mundial, contó con los mejores especialistas latinoamericanos del tema.
La gestión de las inundaciones es un tema crucial debido al cambio climático global. Sin embargo, es poco abordado en las escuelas de planificación urbana ya que tiende a enseñarse sólo dentro de los claustros de ingeniería hidráulica o especializaciones en hidrología. Sin embargo, tal como desarrollaron los especialistas (casi todos ingenieros), las inundaciones urbanas tienen un alto componente no estructural que hace a la necesidad de una mayor participación de la sociedad civil para mitigar este problema.
Hay dos clases de inundaciones: las ribereñas y las relacionadas con el drenaje urbano. Las ribereñas son inundaciones regionales que atraviesan zonas urbanas. A su vez, las inundaciones relacionadas al drenaje urbano son locales y se producen por falta de planificación. Las inundaciones afectan con mayor intensidad a la población en la periferia de las ciudades. En general, población de bajos ingresos que ocupa áreas ribereñas en los años de crecidas bajas.
Las causas más importantes de las inundaciones urbanas son el desarrollo acelerado y desordenado ciudades con ocupación de áreas de riesgo e irregulares, y, como consecuencia, el crecimiento de áreas impermeables. Pero, también, la falta de tratamiento de efluentes cloacales, el control en la producción de residuos y la fragmentación institucional en la gestión de los residuos sólidos urbanos.
¿Qué nos falta en Argentina para hacerle frente a las inundaciones urbanas? Desde el sector privado se puede incentivar iniciativas sustentables de construcción como el “Green building” o el “Low impact development”. Desde el sector público hay que incentivar políticas de recuperación urbana y desarrollar una política nacional de gestión de inundaciones como tiene Japón: con una institucionalidad fuerte, recursos técnicos y económicos, capacitación permanente y un plan de acción. También se necesitaría un plan de drenaje urbano para implementar medidas estructurales y no estructurales en las ciudades. El plan debe apuntar a que los gobiernos locales desincentiven la impermeabilidad de las superficies urbanas cobrándole a la gente por área cubierta o exigiendo lugares de detención/retención para disminuir los picos de crecida. En este sentido es necesario desarrollar una regulación para el cobro de servicios de drenaje e incentivar lugares de retención.
Una de los inconvenientes que Argentina debe sobrepasar para armar un plan maestro de drenaje emana en la Constitución de 1994 ya que el ordenamiento urbano se mantiene principalmente en manos de los municipios pero las provincias tienen el poder sobre los recursos hídricos. Esto produce grandes problemas de coordinación para la planificación. Por último, es urgente el desarrollo de mapas de inundación, planes de contingencia para las zonas más vulnerables y una concientización en la sociedad de que el problema no se elimina nunca, por lo tanto, hay que aprender a vivir con él minimizando los impactos negativos que genera.
* Director Ejecutivo del Programa de Políticas Públicas Metropolitanas de la Universidad de San Martín
Nota publicada en Bastión Digital