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Georgalos: la Justicia ordenó reincorporar a los trabajadores despedidos

Dos juzgados nacionales del trabajo ordenaron la reincorporación de dos empleados de la fábrica de golosinas Georgalos, Alejandro Martínez y Maximiliano Montero, quienes fueron despedidos después de participar en un paro y asambleas gremiales. Las sentencias judiciales calificaron los despidos como una vulneración a la libertad sindical y al derecho a huelga, derechos garantizados por la Constitución Nacional y tratados internacionales.
Los fallos provisorios, emitidos por el Juzgado Nacional del Trabajo N° 77, a cargo del Dr. Mariano Candal, y el N° 46, a cargo de la Dra. María Elvira Rosón, dictaminaron la “reinstalación cautelar” de los trabajadores, quienes fueron despedidos por su adhesión a una medida de fuerza que la empresa parecía “deliberada” e “ilegal”. La empresa Georgalos deberá cumplir con esta orden en un plazo de dos a tres días, o enfrentará multas diarias.
Sobre el conflicto
El conflicto, que llevó al despido de al menos cinco trabajadores, se originó en el sector Chocolate de la planta de Georgalos en Victoria. Según el testimonio de los empleados, la empresa implementó cambios de producción que resultaron en una reducción de personal y un aumento del ritmo de trabajo, lo que hizo que las tareas fueran “físicamente imposibles” y generaran agotamiento físico. Estos cambios también afectaban el pago de la “plus productividad” de los operarios.
En respuesta, el Sindicato de Trabajadores de Industrias de la Alimentación (STIA) convocó a una asamblea en mayo de 2025 que decidió realizar un paro gremial hasta que la empresa solucionara las irregularidades. El paro de actividades se mantuvo en los tres turnos durante 48 horas y luego se llevaron a cabo asambleas permanentes de dos horas por turno, donde se detenía la producción.
Los despidos se produjeron el 5 de junio, el mismo día en que el Ministerio de Trabajo dictó la conciliación obligatoria, lo que llevó a un paro general en toda la planta en reclamo por los trabajadores que no pudieron ingresar a la fábrica.
Pese a la conciliación obligatoria los trabajadores tuvieron prohibida la entrada a la empresa, realizando un acampe en las puerta en donde exponían el reclamo y cumplían el horario laboral.