OPINIÓN

¿Por qué es necesaria la autonomía municipal del bajo Delta?

José Beccar Varela

Por José Beccar Varela*

“Autonomía Isleña”. Una expresión que viene repitiéndose cada vez con mayor intensidad acá en la isla. Es algo de lo que venimos hablando desde el primer número del Boletín Isleño, aunque para nada se trata de algo nuevo.

Los primeros registros que encontramos de esta idea fueron publicados por el octogenario periódico Delta, allá por la década del 30. En sesudos artículos, su director, el inmigrante húngaro Sandor Mikler, expresaba la necesidad de que los habitantes del Delta tuvieran en sus manos los resortes del manejo de su territorio, ya que consideraba inadmisible que una región tan particular estuviera dividida artificialmente en tantos partidos, y gobernada por personas totalmente ajenas a su realidad.

El 26 de octubre de 1935, Mikler titulaba: “El Delta, bajo 8 jurisdicciones, es víctima de los poderes sin ninguna coordinación”. Y en la nota desarrollaba: “Hemos de llegar cien mil veces a la misma conclusión: que los isleños somos bastardos republicanos del sistema que rige nuestro país. El Delta, geográficamente tan perfectamente limitado por su naturaleza, es un suburbio de 8 jurisdicciones autónomas y entre tantas autonomías la voz isleña no tiene en ninguna parte representación. Y no tan sólo sin coordinación, sino hasta provocan entre sí desinteligencias, como el caso de San Fernando y Tigre, que desde hace años no pueden ponerse de acuerdo…”.

En otro número, leemos el título: “El Delta del Paraná debería ser transformado en un distrito autónomo”; y en el cuerpo del texto escribía: “Los problemas isleños no tienen nada en común con los sanfernandinos o tigrenses, y que el Delta estará mal gobernado mientras esté dividido entre tantas comunas (…) el delta nunca será bien gobernado desde el asfalto con el criterio almidonado de los urbanistas. ¿Por qué no dicen de una vez, lo que se rumorea en todas partes, que el Delta del Paraná debería ser un distrito autónomo?”.

Esta idea recorre los ríos hace años, y hoy se oye con más fuerza que nunca. Los reiterados errores y torpezas en que caen una y otra vez los diferentes municipios a la hora de legislar y gobernar el Delta, siempre con un criterio urbano y jamás desde un punto de vista isleño, acentúan día a día la necesidad de un gobierno puramente insular. El abandono y la calidad de segunda de los habitantes del Delta lo denuncian cada vez más. Negociados inmobiliarios, turísticos y la pobre atención de todo tipo son una muestra cabal de este problema.

En la actualidad existe una comisión de vecinos de las tres secciones trabajando en un proyecto de ley para crear el Municipio del Delta, integrando las islas de San Fernando y Tigre en un solo partido autónomo. Para la creación de un nuevo municipio es necesaria una ley provincial que cuente con la mayoría en ambas cámaras.

Según esta comisión, se cuenta hoy con los recursos económicos para el funcionamiento de un municipio con todas sus funciones inherentes, más toda aquella riqueza que podrían crearse con un criterio de desarrollo regional de mirada isleña.
No existe ningún proyecto de apoyo a las economías regionales desde los municipios, más bien todo lo contrario, el desaliento es permanente. El punto de venta por excelencia de las producciones isleñas era el Puerto de Frutos, hoy un shopping a cielo abierto donde se comercializan productos que nada tienen que ver con la idea original de este espacio. El antiguamente pujante Canal San Fernando, es una sombra llena de basura y desolada de lo que alguna vez fue para esta comunidad.

¿Por qué no se logró esta autonomía cuando el Delta era una rica región, plena de vida y trabajo, habitada por más de 30 mil personas? Habría que preguntarle a los viejos isleños si buscaron o no tomar las riendas de su región alguna vez, y si fue así por qué no lo lograron. Si es que pudieron ver en aquel tiempo (al menos Mikler sí lo vio) que desde una mirada urbana, que desde un pueblo como San Fernando, que queda a kilómetros de sus islas y al que para llegar hay que atravesar otro partido recorriendo grandes distancias, o incluso desde Tigre, no se podía jamás desarrollar la región a conveniencia de los intereses isleños ni defenderla de los factores que aceleraron la decadencia y el despoblamiento.

El Delta funciona como un territorio colonial, con una población inhabilitada de decidir, no representada en ninguna parte, con unos gobernantes que no viven en el lugar, y con sendas “metrópolis” que succionan los recursos para volcarlos en otros lados.

Hoy la patriada es más difícil para los actuales. Hay mucha menos población, empobrecida en gran parte, y desde el asfalto se ha descubierto el valor de marketing que tienen las islas para los políticos urbanos. Pero también son más patentes los desastres y la calidad de apéndice que tiene el Delta para esos dos pueblos, lo cual despierta en las conciencias de los vecinos esta imperiosa necesidad de apostar a un autogobierno, aún con todas las dificultades que este pueda tener.

Los detractores de esta idea unificadora y autonomista pretenden convencer de que nada tiene que ver la vida de un isleño de la 3ª sección con uno de la 1ª. ¿Es esto así? ¿Podrían explicar cuál es entonces la similitud de un habitante de –por ejemplo- el arroyo Naranjo con un vecino del barrio Infico como para que tengamos que aceptar tan naturalmente que ambos son sanfernandinos, pero que de ninguna manera este isleño debería ser del mismo partido que otro isleño del arroyo Espera o Urión? Ambos paisanos, por más que en los papeles vivan en localidades diferentes, son mucho más parecidos, y sus problemas e intereses mucho más afines que a los de un señor de Victoria y Pacheco. Lo artificial de las divisiones se cae de maduro ya, y no puede ocultarse más.

¿Será difícil? ¿Pues qué búsqueda de mayor libertad política es fácil en la vida? El vecino de Villa Paranacito, Antonio Sala escribió una nota para nuestro periódico haciendo un balance de los 30 años de autonomía municipal de las islas entrerrianas. Así reflexiona sobre estos años: “¿Cuál es el balance de estas casi tres décadas de autonomía política? Con avances y retrocesos nos ha permitido discutir la problemática de una región que es mucho más que una curiosidad geográfica, es un entramado humano, social, cultural y productivo que requiere un abordaje diagnóstico y resolutivo atípico, de igual a igual que otras regiones de la provincia, nos ha permitido acceder de manera directa a beneficios que antes se recibían como remanentes de las grandes ciudades, nos ha permitido que se analicen y se pongan en prácticas políticas específicas de estímulo, algunas exitosas otras no tanto, pero en definitiva hemos sido protagonistas de nuestros éxitos y fracasos, en la proporción que nos corresponde”.

Es un gran debate en el que los isleños estamos inmersos en los últimos dos años. Buscamos que los habitantes del Delta hablen al respecto, se piensen como sujetos políticos de primera, con mayoría de edad política, y que puedan darse a sí mismos sus propias autoridades a su imagen y semejanza. El debate está abierto y es apasionante, aunque debemos profundizarlo cada vez más con la seriedad que esto requiere. Es un gran desafío, somos pocos, y los partidos continentales cada vez más poderosos, pero la identificación del isleño con su región, su amor propio y espíritu de independencia y libertad no tiene límites.

* José Beccar Varela. Periodista y escritor. Director del periódico Boletín Isleño.


  1. Fernando
    Fernando 19 enero, 2015, 18:13

    Excelente artículo que sintetiza la bases conceptual y doctrinaria del proyecto de autonomía en curso. No tenemos duda de que este proyecto fundacional en muchos aspectos cristalizará viejas aspiraciones independentistas, podrá generar rechazos de aquellos que prefieren el status quo o miedos al cambio, pero es parte de este proceso que construiremos sobre el diálogo. “La autonomía del delta recorre la faz de la Tierra como el amanecer”

    Reply this comment
  2. Michelle Aslanides
    Michelle Aslanides 22 enero, 2015, 12:00

    Es una idea muy linda pero que debería ser debatida entre vecinos antes de que se defina una estrategia específica, creo… tengo entendido que no todos quieren que seamos Municipio, por lo que antes de seguir un camino legal dado, yo sugeriría que se piense en integrar todas las voces para que el resultado del esfuerzo sea más sólido y duradero… empezar con un buen debate público y no entre solo algunos que lo cocinan todo y luego vienen los rechazos… creo que esto tiene que ser el fruto de la voluntad de la mayoría de los isleños, no solo el resultado del trabajo de pocos, que con buena voluntad, luego no cuenten con el apoyo de la mayoría…

    Reply this comment

Escribí un comentario

Tu e-mail no será publicado.
Los campos obligatorios están marcados con*


+ 7 = 15