ENTREVISTAS
Ruth Herrera: “La inclusión no debería ser una utopía”

Por Valentina Frare
Ruth Herrera tiene 31 años y es una vecina no vidente. En 2021, obtuvo su titulación como abogada en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Su deseo es que la inclusión sea un hecho y que todas las personas que quieran estudiar puedan hacerlo sin encontrar barreras.
-¿Cómo fue tu paso por la universidad?
Yo estudie la licenciatura de Derecho en la UBA. Cursaba muy temprano así que era toda una odisea llegar. Si bien tengo movilidad, salir desde San Fernando hacia CABA a las cinco de la mañana, es complicado. A veces me acompañaban mis papás que estuvieron muy presentes siempre y me apoyaron incondicionalmente.
Mi paso por la facultad fue como el de la gran mayoría de los estudiantes promedio aunque mi mayor complicación fue el tema de los apuntes. Yo tenía que tener mis apuntes en fotocopia, para después escanear pagina por página, libros enteros y corregirlos porque no siempre estaban legibles. Muchas veces me frustraba porque tenía un parcial en una semana y tenía que hacer todo ese proceso. Suelo usar lector de pantalla en todos mis dispositivos, entonces era digitalizar y que una voz sintética me leyera lo que dice el texto. Al final de cuentas siempre estas rezagado, porque lo que te están impidiendo es tu formación profesional.
La universidad pública me permitió el acceso al nivel superior de educación. Es la situación de muchos argentinos que de no ser por ella, no serian hoy profesionales de prestigio. Mi agradecimiento es infinito hacia la universidad pública, la Universidad de Buenos Aires -en donde nunca tuve una situación de discriminación- y sus docentes.
-¿Hubo algún tipo de acompañamiento desde la universidad?
La universidad tenia un área de discapacidad pero lo que podían hacer era muy poco. La Argentina ratificó el Tratado de Marrakech y también a la convención de personas con discapacidad pero las personas con discapacidad seguimos teniendo obstáculos para formarnos. Esta historia no es de celebración sino de unos pocos.
-¿De parte de quienes recibiste ese acompañamiento?
Mi padre se fue antes de verme recibida porque falleció por COVID pero no tengo mas que agradecimiento. Dios y mis padres son quienes me han apoyado y sin ellos no podría haber logrado lo que logre y lo que voy a lograr. Son los que sufrieron conmigo la ansiedad, la frustración, el enojo, los que se alegraban conmigo de mis éxitos. Para una persona en general es muy importante el apoyo de los padres pero si sos una persona con discapacidad y tenes padres que no te bancan es muy difícil. Son el pilar y la roca que una tiene para seguir adelante. Siento que recibirme fue un logro colectivo, que llegué a donde llegué porque otros me acompañaron.
-¿Y en cuanto a la inserción laboral?
-Es lo mismo. Mi meta siempre fue trabajar en el Poder Judicial o en el Ministerio Público Fiscal. Para el ingreso al Poder Judicial entras por recomendación -mi papá albañil, mi mamá empleada doméstica, ¿Quién me va a recomendar?- o por concurso. Fui a uno del fuero laboral que constaba de distintas etapas, la primera era de tipeo. Cuando llego -yo ya había advertido sobre mi situación- me dicen que no había nada, no hay lector de pantalla, nada. Tuve que hacer el examen mientras alguien me iba dictando. No estaba en igual situación que el resto de los concursantes. Igual así, lo aprobé. En la segunda instancia tuve que llevar el lector de pantalla. Después me anoté en el Ministerio Público de Defensa y ni siquiera era accesible la página de inscripción. Yo quiero realizar ese proceso de forma independiente. Todo lo que está en mis manos hacer lo hago, pero hay un punto que una se frustra y siente que nunca es suficiente, sigo teniendo barreras para la inserción. Actualmente estoy estudiando programación y accesibilidad.
-¿Qué crees que debería cambiar para que exista una verdadera inclusión?
Creo que la inclusión no debería ser una quimera ni una utopía; tampoco un slogan o una publicidad. La inclusión debería ser que normalicemos que todos estudiemos, que tengamos un trabajo registrado y que la discapacidad pase un segundo plano. En lo concreto, hay que mejorar la accesibilidad y materializar lo que está escrito, que ya es ley.
Esa persona es un ejemplo de vida y lo que dice de la inclusión es tal cual, realmente los adultos mayores seguimos excluidos laboralmente, con educación totalmente virtual en Derecho UBA a muchos se nos allnaría el camino para poder recibirnos en épocas tan difíciles económicamente.