HISTORIA
Un cuaderno con fotos que recorre la historia de la Parroquia San Pablo

Por Manuela Herrera
Con motivo del veinticinco aniversario de la consagración del templo, miembros de la comunidad acercaron sus fotos para poder reconstruir lo que han ido viviendo en la Parroquia a lo largo de los años.
“Es lindo conocer las raíces de uno. No hay que olvidarse de quienes hicieron los primeros cimientos del templo y de toda la Parroquia”, dice Oscar Espinoza, coordinador de la Parroquia San Pablo, con voz seria, suave, y precisa.
“No quiero exagerar, pero el 99% de las personas que hoy están trabajando en la Parroquia no conocen el inicio. Es bueno que las nuevas personas que están conozcan un poco la historia. El libro está bueno para eso, también para que vean el sacrificio de la gente de aquel momento”, dice Mario Palucci, diácono consagrado de la Parroquia, con una sonrisa que se le mezcla entre las palabras y los recuerdos y le cambia la forma de hablar.
Ambos resaltan la importancia de recordar como una especie de columna vertebral donde se sostiene la creación de este cuaderno grande lleno de fotos que resume desde las distintas lentes de los propios miembros de la comunidad la historia de su Parroquia.
El cuaderno existía desde antes pero fue completado en el último tiempo por el veinticinco aniversario de la consagración del templo para que su recorrido histórico llegue hasta el 2022. “La primer parte del libro se hizo cuando fue la Asamblea Diocesana hace un poco más de quince años”, recuerda Mario. Y continúa: “Todas las parroquias presentaron un stand en el Colegio Marín y nosotros además presentamos este álbum con fotos que conseguimos desde el inicio de la construcción del templo hasta la fecha de aquel momento”.
Así fue como se creó el primer álbum y quedó guardado hasta este año cuando además de completarlo también se lo reacondicionó: algunas hojas estaban viejas o se habían roto, así que las fotos se pasaron a hojas nuevas. Silvia y Lola, parte de la comunidad de la Parroquia San Pablo, fueron quienes se encargaron de armar el nuevo álbum, recolectar las fotos, darles un orden cronológico.
“Para los veinticinco años se armó algo en la calle”, explica Oscar. “Cada capilla que pertenece a la Parroquia fue armando los stands con cosas que fueron haciendo todos los agentes pastorales que trabajaron en cada capillita, pintando, haciendo un montón de cositas para la venta y para que la gente vea. En esos stands estaba el libro. La gente se arrimaba, miraba las fotos, muchos recordaban, muchas personas que ya no están lamentablemente, fue muy emotivo y muy lindo”.
Mientras muestran el álbum y pasan una por una las gruesas páginas, hay lugar para el recuerdo. Mario, quien vivió la historia de la Parroquia desde muy cerca ya que conoce el lugar desde antes de que comience a hacerse la capilla, cuenta: “Esto era todo un campo, había una laguna acá en frente, no había plaza… algunos piensan que la plaza estuvo siempre ahí y no es tan así. Acá no había asfalto, era todo zanjones. Había un puente que cruzaba el zanjón que si le errabas al pie te metías dentro de la zanja y te hundías hasta el ombligo”.
Oscar resalta una anécdota puntual: “Cuando se expuso el libro por primera vez, la primera foto que estaba en el libro original era de una capillita tipo choza. Uno de los seminaristas que estaba misionando acá en esta zona en esa época era Monseñor Casaretto. Cuando yo estaba en el stand él vino, miró y dijo: ‘falta mi foto acá, porque yo misioné en el año 1957’. Estamos hablando de muchos años atrás y en esa primera foto se ve, como dice Mario, que todo campo era esto y estaba sola la capillita ahí en el medio de la nada. Ya no está la foto, la habrán sacado al restaurar el libro. Pero ahí nace la historia, en ese baldío, en ese campo, en esa capilla”.
El cuaderno comienza su recorrido por el año 1987. Cada vez que hay un nuevo párroco se señala como una especie de capítulo nuevo. Hay fotos de bautismos, fiestas patronales, peregrinaciones. Hay fotos de visitas a la Basílica de Luján, de una vez que fueron a la Parroquia los granaderos, de pesebres vivientes, de muchas misas distintas, de colectas de Cáritas. Incluso hay fotos de cuando las misas eran de manera online a causa de la pandemia y de cuando se hacían al aire libre y con barbijo. Hay un sinfín de recuerdos que construyen algo parecido a una línea de tiempo.
También hay un detalle importante, simbólico si se quiere: hay páginas vacías. Y de la mano de esas páginas está la voluntad de seguirlas completando con fotos de todos porque así como el cuaderno recuerda todo lo que alguna vez fue también tiene espacio para seguir escribiendo la historia de la Parroquia San Pablo.
Q linda nota! Es bueno recordar estos fragmentos de historias!