Las autoridades del Colegio Pradere denunciaron a San Fernando Tenis & Paddle por falta de pago

Por Sabrina García

Las autoridades del Colegio Pradere denunciaron que los inquilinos del predio ubicado en Carlos Casares y Vélez Sársfield, en donde funcionan las canchas de tenis San Fernando Tenis & Paddle, hace un año que no pagan el alquiler y no quieren entregar el espacio. 

Convocados por autoridades del establecimiento educativo, recorrimos el Colegio Pradere para conversar sobre su historia y las dificultades por las que actualmente atraviesa. Allí dialogamos con Hilda Cristina Rodilla de Retegui, presidenta de la institución, Juan Ignacio Nolo Pedrat, representante legal y María Cecilia Nelli, secretaria.

“Antiguamente Damas de la Providencia prestaban servicio a pequeños que había quedado huérfanos y que eran franceses. Después María Jauregui de Pradere donó estas tierras para sumar a esa causa”, relató Juan Ignacio Nolo Pedrat que es el representante legal de la Institución. La historia nos lleva a finales del 1800, a las enfermedades como la fiebre amarilla o el cólera, la inmigración europea y la conformación de una nueva sociedad.

El colegio es más que un establecimiento educativo. Nació como hogar y presta servicio de albergue tanto en el Pradere, ubicado en Libertador y Carlos Casares, como en Medrano y Córdoba, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). En Victoria casi 30 niñas viven en la institución durante de la semana y se suman a casi los 600 chicos que conforman la matrícula repartidos entre la primaria y el secundario. En CABA es un pensionado para mujeres.

Ambos lugares son administrados por la Comisión Directiva del Colegio Pradere, que como en cualquier asociación civil sin fines de lucro “todo lo que se gana se reinvierte en la obra”, explicó Nolo Pedrat.

“Estamos subvencionados el 100% de la primaria y parte del secundario. Igual la cuota es la misma en todos los grados, como si estuviese subvencionado completo”, explicó María Cecilia Nelli, secretaria.

La actual comisión asumió en octubre de 2014 una institución con deficiencias edilicias y otras del orden económico y social. “Venimos de una administración anterior compleja”, manifestó el representante legal y agregó que iniciaron un juicio con pedido de orden de desalojo contra San Fernando Tenis & Paddle, ubicado en  Vélez Sarsfield y Carlos Casares, por falta de pago.

Cielorraso de la biblioteca

El Colegio es dueño de esa medio manzana y con los alquileres no sólo mantiene el edificio sino que le da asilo a las menores que allí residen. Cuando la nueva comisión asumió en el cargo, restableció a los valores de mercado los alquileres que tenían. En todos los casos fue positivo menos con las canchas de tenis.

“Pagaban un alquiler de 15 mil pesos por 5.000 metros cuadrados”, dijo Nelli. Cuando las autoridades del Pradere quisieron actualizar ese alquiler, los inquilinos se opusieron, dejaron de pagar y se negaron a entregar las instalaciones. Actualmente opera con faja de clausura del municipio de San Fernando y atraviesan una causa por desalojo en el Juzgado N° 1 de San Isidro.

“El Colegio desde hace un año les tiene que pagar los servicios. Ahora les cortamos porque pagamos fortuna y le financiábamos el gas y la luz a un negocio que nos usurpa las tierras”, informó Nolo Pedrat. Las canchas no tienen luz, no tienen gas y tampoco agua. Aún así rompen la faja de clausura e ingresan al predio y continúan funcionando como canchas de tenis.

“Si pasa algo ahí adentro, los responsables somos nosotros”, expresó con preocupación Nolo Pedrat.

El contrato de alquiler vencido está a nombre de Marcos Delsol y la garantía es de Marisa Inés Negri. Ninguno de los dos, según comentaron las autoridades del establecimiento educativo, “se hacen cargo de pagar la deuda, ya deben un año” y ni tampoco dan muestra de hacer entrega de las instalaciones.

Mientras tanto la biblioteca se llueve, el colegio no tiene dinero para hacer reformas y ni para mantener el edificio, sumado a deudas contraídas por la anterior gestión: “Alquilamos el lugar para un retiro espiritual, hacemos ferias, de todo para recaudar dinero para pagar los juicios laborales que nos dejó la anterior Comisión y mantener el edificio. Ahora pintamos el edificio en la planta baja por una donación que recibimos”, agregó Nelli.